Los caminos del deseo surgen por el uso cotidiano, son creados por el deseo. Con frecuencia representan el camino más corto o de más fácil acceso entre un origen y un destino determinados, en ocasiones siguen el camino de máxima pendiente, sin responder a las indicaciones establecidas en manuales de diseño.

Estos caminos suelen aparecer en el espacio público, especialmente en parques y solares, y en concreto sobre las praderas. Son causados por la compactación y la erosión derivada de los pasos humanos o de animales, pero también por procesos naturales como la escorrentía, el flujo superficial del agua de lluvia, etc. A veces, aparecen como alternativa a los pasos e itinerarios diseñados, otras responden a situaciones de ausencia. Su ancho está relacionado con la demanda del mismo, a mayor anchura mayor caudal de flujo.

Tienen cierta ambivalencia, por un lado son los caminos que ofrecen menor resistencia al movimiento, por otro son caminos de máxima resistencia a la planificación y diseño urbano.

El viernes 15 de junio recorrimos el parque de San Isidro en compañía de estudiantes del IES Renacimiento, miembros de las brigadas de limpieza del barrio y usuarios del albergue de la Fundación San Martín de Porres. Este paseo, a diferencia de los otros, surge de la demanda de los asistentes a participar de los ejercicios de reconocimiento y debate del entorno del solar propuestos dentro del proyecto. Encantadas de responder a esta demanda, les pedimos que en esta ocasión tomasen un papel activo en el desarrollo del mismo. 

El objetivo del paseo era invitar a los participantes a reflexionar sobre el modo en el que los espacios públicos son diseñados, tomando los caminos del deseo como símbolo de la resistencia a ser guiados y “estabulados”. La ciudad nos dice por dónde debemos transitar, sin tenernos en cuenta.

Registramos los caminos identificados en unos planos del parque como ejercicio de reconocimiento, estableciendo longitud (en pasos) y anchura (pies) de los mismos, buscamos su visibilización escribiendo preguntas en sus márgenes. Preguntas que iban surgiendo en las conversaciones mantenidas entre los asistentes y que se eligieron de manera colectiva. El dejar las preguntas escritas busca seguir generando debate y despertando la imaginación entre los usuarios del parque una vez la acción ha finalizado.

Finalmente llegamos al Solar, y marcamos, con yeso teñido de azul, todos los caminos del deseo que recorren nuestro solar, que, debido a su uso de paso, son muchos, facilitando su visibilización e inspirando la intervención que realizaremos en otoño.

Tras meses de escucha y un acercamiento pausado al espacio nos decidimos a intervenir, probando e imaginando cómo queremos continuar en este reconocimiento de vidas anónimas y terrenos baldíos.

Caminos del deseo

Caminos del deseo

Caminos del deseo

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